jueves, 3 de diciembre de 2009

DIABETES Y SEXUALIDAD- PRIMERA PARTE

La respuesta sexual humana se cumple en tres fases que son, la fase de deseo, de excitación y de orgasmo. Cada una de ellas tiene un funcionamiento particular y que la diferencia de la otra.

Específicamente la fase de excitación se produce a través de un complejo mecanismo esencialmente vascular, tanto en el varón como en la mujer.

En este documento, nos vamos a estar refiriendo a la sexualidad masculina ya que es nuestra formación, pero ello no quita que orientemos al sexo femenino en todos los aspectos de su sexualidad que le generen algún tipo de inquietud.

La fase de excitación en el varón se traduce en algo muy evidente, la erección, lo que permite la rigidez para la posterior penetración.

Esa erección se produce, en resumen, debido al ingreso a los tejidos peneanos, de la sangre a cierta velocidad y presión.

Cuando estos parámetros están alterados, la erección resultante no será la adecuada como para lograr su cometido.

De ahí surge la definición de la disfunción eréctil que es la incapacidad para lograr o mantener una erección satisfactoria para ambos miembros de la pareja.

En la diabetes es altamente frecuente el compromiso de la erección el que, según diferentes autores puede llegar al 75% de la población masculina diabética.

Por otra parte, el fallo eréctil, puede ser el primer indicio que oriente al medico a buscar una diabetes desconocida hasta ese momento.

Como ya dijimos, la erección se produce cuando la sangre llega al pene. En esta enfermedad, el compromiso, tanto vascular como neurológico a nivel peniano, es lo que lleva a la disfunción eréctil. La misma aparece de modo lento y gradual, pero progresivo, esto es, más grave con el paso del tiempo.

Lo que empieza como una disminución de la plenitud eréctil, progresa a una dificultad para mantener la erección y termina en la incapacidad de lograr la penetración.

La gravedad en la progresión del cuadro, depende de factores tales como, la edad del paciente, el reconocimiento y la aceptación de su enfermedad, su control y tratamiento, la existencia de otros factores de riesgo vascular, así como la rapidez en realizar la consulta sexológica y la disposición en realizar el tratamiento que se le indique.

La edad importa porque a mayor edad, mayor tiempo de evolución de la diabetes y del daño que ella genera, cuando el paciente no se ha tratado o no ha realizado los controles recomendados.

Reconocer y aceptar que se es diabético, como en cualquier otra enfermedad crónica, se acompaña de un mayor control de la enfermedad con una minimización de los riesgos de descompensación. Hacer conciencia del control requerido y cumplir cabalmente con el tratamiento indicado, permite disminuir los riesgos de complicaciones, esencialmente vasculares, amen de las metabólicas.

La existencia de otros factores de riesgo vascular determina de por sí, un incremento en la posibilidad de falla eréctil.

La hipertensión arterial, la obesidad, el tabaquismo, las dislipemias o alteraciones de las grasas sanguíneas, el stress, el sedentarismo, el antecedente de enfermedad coronaria, los antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular, el síndrome metabólico, entre otros factores, con relativa alta frecuencia, están presentes acompañando a la diabetes.

Porque importa la consulta sexológica precoz?

Porque dejar evolucionar este cuadro de disfunción eréctil, como con cualquier otra patología, no hace más que agravarla ya que al elemento orgánico determinado por la neuro y vasculopatía, se agrega el elemento psicológico del temor, la ansiedad y los problemas de pareja que se pueden suscitar.

El número de pacientes portadores de diabetes que nos consultan por disfunción eréctil es cada vez mayor y triplica en porcentaje al número de diabéticos en la población general.

Eso a determinado que nuestra experiencia en el manejo diagnostico y terapéutico también se ha multiplicado en los últimos años, en el caso de la diabetes y otros factores de riesgo vascular. Personalmente, creo que un manejo correcto desde el punto de vista medico-sexológico, debe incluir a la pareja siempre que esté de acuerdo e involucrarla en el tratamiento de su compañero con el único propósito de mantener una sexualidad que les sea satisfactoria.

Dr. Carlos Russo Fiorentin.

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