viernes, 11 de noviembre de 2011

• LA PROSTATA, SU AGRANDAMIENTO Y SUS SINTOMAS.

La próstata es una glándula ubicada debajo de la vejiga rodeando a la uretra más proximal.

En condiciones normales, su peso es de 20 a 25 gramos y tiene un diámetro de tres centímetros aproximadamente. A lo largo de los años se produce un lento aumento de tamaño, aunque no en todos los varones. El desarrollo y crecimiento de la próstata dependen de la testosterona.

Su función radica en generar parte del semen y dar mayor poder fecundante al mismo. Además, protege contra las infecciones urinarias. Por último, mantiene la continencia de la orina sobre todo por la presencia del esfínter de la uretra. Este es un musculo que al estar contraído, comprime la uretra y evita la salida involuntaria de la orina.

Hay tres enfermedades principales que puede padecer la próstata; la Hiperplasia Prostática Benigna (HPB), el Cáncer y las prostatitis.

Hoy nos vamos a referir solamente a la HPB, porque es la enfermedad más frecuente del adulto y anciano, porque dos de cada diez pacientes que la padecen deben ser operados, porque altera la calidad de vida en lo laboral y en el descanso, y porque genera síntomas de obstrucción urinaria.

La HPB es una afección en general de lenta tendencia evolutiva que se inicia en la cuarta década de la vida pero que no obligatoriamente está condenada a una evolución que obligue a una cirugía.

Las causas más conocidas tienen que ver con el envejecimiento y con la presencia de la testosterona y sus metabolitos. Por otra parte influye también el balance entre la muerte celular natural y la proliferación celular.

En la HPB ese desequilibrio favorece la proliferación y por ende el crecimiento.

Ese lento crecimiento de la próstata, puede llegar a producir una serie de síntomas. Entre ellos, la obstrucción urinaria y luego, alteraciones de la función de la vejiga.

Esto aparece alrededor de los 50 años de edad pero con una evolución muy variable.

Los síntomas pueden deberse al llenado de la vejiga o a su vaciado.

Si están vinculados al llenado, pueden:

- Hacer que el varón deba orinar más frecuentemente en el día y sobre todo molestarlo más en la segunda mitad de la noche.

- Generar urgencia para orinar y a veces, perdida de orina por esa urgencia

Si están vinculados al vaciado, pueden dar:

- Dificultad para orinar o demora en iniciar la micción.

- Afinamiento del grosor del chorro de orina o chorro entrecortado.

- Goteo de orina al terminar.

- Retención de orina que puede obligar a la colocación de una sonda.

- Sensación al orinar de quedar siempre con ganas de seguir orinando y no poder.

Cuando se interroga al paciente se deben descartar afecciones que se comporten en forma similar, la diabetes, las demencias y ciertas afecciones neurológicas.

Se debe conocer en profundidad la capacidad de lograr una erección y la calidad de las mismas.

Examen físico:


El especialista, Urólogo en este caso, debe centrar su atención en el examen del aparato urinario, los genitales y el tacto rectal.

A través del tacto rectal, examen imprescindible, el médico determina las características de esa próstata.

En la HPB, esta se palpa uniforme en general, elástica, con límites precisos y el surco medio borrado.

Si aparecen zonas duras o irregulares, se debe proceder a una biopsia y descartar el cáncer de próstata.

Palpar una glándula como normal pero con síntomas obstructivos, obliga a la realización de exámenes paraclinicos.

Paraclinica:

Se debe siempre valorar la función renal, el antígeno prostático especifico (PSA) y la ecografía del aparato urinario.

La Ecografía muestra el tamaño de la próstata y el residuo vesical entre otros elementos.

Otros exámenes más, se realizarían en condiciones especiales, entre ellos la biopsia.

Tratamiento:

Dependerá del cuadro clínico. Desde la vigilancia y las medidas higienico-dieteticas pasando por el tratamiento médico y por último, la cirugía.

Tanto el tratamiento médico como el quirúrgico, generan en un alto porcentaje de pacientes, trastornos de la erección y a veces, total. La eyaculación retrograda o sea hacia la vejiga, es consecuencia de la cirugía.

La erección la podemos tratar y devolver con diferentes opciones terapéuticas, no así la eyaculación retrograda debido al cambio anatómico generado.