Nos
interesa resumir algunas afecciones ginecológicas que atentan contra la
sexualidad de la mujer, no solo, sino también, en su pareja.
Algunos
trastornos se manifiestan en forma de dolor pélvico como ser:
La
miomatosis uterina (fibromas).
Los
quistes ováricos.
El
dolor de la ovulación. (Que aparece en la mitad del ciclo menstrual).
La
congestión pélvica.
Las
lesiones de las trompas de Falopio y de los ovarios.
La
endometriosis.
Las
vaginitis y vulvitis.
La
miomatosis uterina llamados también Fibromas, son tumoraciones
benignas de crecen en la pared del útero. Sus síntomas dependen del tamaño, de
la cantidad, y del eventual sufrimiento. Pueden provocar hemorragias
menstruales abundantes y más prolongadas en el tiempo, dolor pélvico, sobre
todo durante la menstruación, o durante la ovulación. Si comprimen la vejiga
generan mayor frecuencia miccional.
La
inflamación de las trompas de Falopio llamada salpingitis se manifiesta como dolor
abdominal bajo, intenso, con vómitos si el cuadro progresa. Puede aparecer
hemorragia genital y secreción purulenta a través de la vulva. En casos severos
requiere cirugía de urgencia.
Las vaginitis
y vulvitis son
la inflamación de vagina y vulva. La vulvo-vaginitis es cuando afecta a las dos
estructuras a la vez. Se pueden deber a diferentes causas, entre ellas;
infecciones, cambios hormonales, tumores irradiados previamente, uso de
sustancias irritantes o incluso, por mala higiene. Los cambios hormonales post-
menopáusicos, favorecen las infecciones debido a la disminución del grosor de
la mucosa vaginal secundaria a la disminución de los estrógenos. Se pueden
manifestar por flujo abundante, olor fuerte y ardor y/o dolor vaginal.
La
medicina bien realizada, exige llegar siempre a un diagnostico positivo del
cuadro clínico. Por ello, el médico que se enfrenta a un cuadro doloroso como
los que estamos viendo, debe saber distinguir si su causa es ginecológica o no.
El
dolor pélvico puede deberse a otras afecciones, apendicitis, diverticulitis,
gastroenterocolitis, enfermedades crónicas del intestino, (enfermedad de Crohn
o colitis ulcerosa crónica), infección de las vías urinarias, cistitis o
cólicos renales entre otras.
También
nos podemos enfrentar a los trastornos asociados al síndrome menstrual. Si bien
durante la menstruación, se pueden mantener relaciones sexuales completamente
normales, no es lo más frecuente que esto suceda ya que existe habitualmente
una cierta incomodidad por la hemorragia tanto en la mujer como en el varón,
pero no es una contraindicación como a veces se cree.
Interesa
particularmente el llamado síndrome premenstrual debido a las alteraciones que
puede generar en la mujer y desalentarla en lo que al deseo sexual se refiere.
El
síndrome premenstrual, puede comenzar entre una y dos semanas antes de la
menstruación. Se debe a las fluctuaciones de los estrógenos y progesterona.
Pueden ocasionar retención de líquidos, que hacen más sensibles a los senos,
aumentar su volumen y generar edemas de miembros inferiores.
Si el
síndrome premenstrual es muy molesto puede anunciar que la menstruación también
lo será, teniendo por consecuencia una Dismenorrea, (menstruación dolorosa).
Todo este síndrome se puede manifestar con, distención abdominal, dolor en los
senos, cambios de humor, depresión, cefaleas, sofocos, cansancio, ira, dolores
articulares, entre otros síntomas.
Una de
cada cinco mujeres puede sufrir también dolor intermenstrual que aparece antes,
durante o luego de la ovulación. La ovulación se produce en la mitad del ciclo
menstrual, aproximadamente el día catorce luego de la última menstruación. Se
debe a la rotura del folículo que libera al ovulo y que puede entonces irritar
el revestimiento abdominal (peritoneo). Es un dolor abdominal bajo, del lado
del ovario responsable, tipo cólico y a veces, intenso.
Con
todo lo que hemos expresado anteriormente, podemos concluir, que frente a un
cuadro doloroso ginecológico, la mujer puede no encontrarse con el ánimo
suficientemente en alto y positivo como para encarar ni siquiera los juegos
preliminares a una relación sexual y mucho menos, pretender que tenga ella la
iniciativa como escuchamos de algunos varones.
Se
desencadena por lo visto más arriba, una disminución del deseo sexual, siendo
por tanto su causa medica-ginecológica y no sexologica.
Haciendo
un buen uso del sentido común, siempre, ante una consulta femenina por causas
sexuales, debemos contar con la evaluación previa de un ginecólogo, condición
sin la cual estaríamos ejerciendo una pésima medicina, que por otra parte, se
ve a diario.
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