martes, 30 de marzo de 2010

HOMBRES Y MUJERES CON DIABETES.

Tomado y modificado del artículo:

Sexualidad y diabetes mellitus del Dr. Arturo Hernández Yero

Nunca está de más una puesta al día de la repercusión que la diabetes tiene tanto en hombres como en mujeres.

Sabemos que los trastornos orgánicos que esta enfermedad genera, son solo parte del problema. Tenemos que considerar también los elementos sicológicos secundarios tanto a la diabetes como también, secundarios a las dificultades sexuales y su repercusión en el paciente y en su pareja.

La función sexual del varón con diabetes.

En la mayor parte de los casos, la diabetes es conocida y el paciente es portador de alguna disfunción sexual desde hace algún tiempo. En otros casos, un descontrol metabólico con la hiperglucemia secundaria, puede estar en la base de una perdida de la erección y también en una disminución del deseo sexual o libido. La hiperglucemia se puede acompañar de una disminución del potasio en la sangre, lo que conlleva una debilidad tanto física como muscular.

Luego del tratamiento respectivo, si bien el descontrol metabólico se puede corregir adecuadamente, el trastorno sexual puede persistir largamente y sobre todo cuando el temor a un nuevo fracaso, está presente.

Cuando el varón diabético es joven, la mayoría de las causas de la disfunción eréctil son emocionales pero a medida progresa la edad, el factor orgánico va ganando terreno y pasan a ser, tanto la vasculopatía como la neuropatía diabética, las causas principales de la pérdida de erección.

La forma clásica de presentación es con pérdida gradual de erección, disminución de las erecciones espontaneas matinales aunque el resto de la respuesta sexual siga siendo normal.

La neuropatía diabética puede ser causa de eyaculación retrograda, esto es, la eyaculación hacia la vejiga en vez del exterior. La infertilidad puede ser una consecuencia de ello.

La función sexual de la mujer con diabetes.

Se le ha dedicado poco en la investigación a la sexualidad femenina en la diabetes.

Muchas veces, por prejuicios, los problemas femeninos no se consultan y nuestros médicos no están preparados para interrogar sobre temas sexuales.

En la mujer en edad reproductiva, con diabetes tipo 1, la frecuencia de trastornos sexuales es similar a la de la mujer no diabética de la misma edad. En la diabetes 2, en cambio hay mayor proporción de trastornos sexuales que en mujeres de la misma edad, sin diabetes.

Es más frecuente la disminución de lubricación, del deseo sexual, la dispareunia o dolor durante el coito, así como la anorgasmia en las mujeres portadoras de diabetes tipo2 que en mujeres no diabéticas de igual edad.

La menopausia contribuye a aumentar esta sintomatología de la mujer diabética.

El dolor coital es secundario a la disminución de la lubricación y la anorgasmia, puede ser una consecuencia de ese dolor. Todo ello, frente a su reiteración, va generando una pérdida del deseo sexual por lo poco grato que resulta.

La vagina de la diabética está más propensa a las infecciones de diferente origen y sobre todo a las infecciones por hongos. Esta situación es más frecuente frente al descontrol metabólico de las diabéticas.

Como en todo diabético, el descontrol metabólico genera deshidratación, perdida de sales por vía urinaria debido al aumento de la diuresis. Eso lleva a mayor facilidad para cansarse, debilidad muscular y con ello, también a una disminución del deseo sexual.

Resulta más difícil llegar al orgasmo cuando el deseo no es el mejor.

Dependiendo de la edad del paciente, sea hombre o mujer, tenemos que tener en cuenta las enfermedades asociadas a la diabetes directamente o aquellas que puedan estar acompañando a la misma y ser más graves por ser diabético.

Tenemos así, la insuficiencia renal crónica, que puede llevar al extremo de un tratamiento mediante los diferentes tipos de diálisis y porque no, llegar al trasplante renal.

Las vasculopatías que pueden desembocar en la amputación de parte de un miembro inferior

con la repercusión física y sicológica a veces muy severa.

Las coronariopatías con el sufrimiento cardiaco que ello supone llegando a limitar cualquier tipo de actividad física, el sexo incluido.

Pueden acompañar a la diabetes otras patologías como la hipertensión arterial, los trastornos de las grasas sanguíneas, la obesidad, etc. Esto obliga a un tratamiento concomitante con fármacos que a su vez pueden llegar a generar mayores problemas sexuales.

El tratamiento médico-sexológico se hace indispensable para mantener una vida sexual activa.

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