martes, 30 de marzo de 2010

LA SEXUALIDAD Y EL AMOR OTOÑAL.

Quizás en nuestro país, nuestra propia forma de ser, a veces muy conservadora, nos impide manifestar abiertamente el más importante de los sentimientos, el amor. Y lamentablemente a medida que pasan los años, parece que nos cuesta más y más.

Todos vemos a los jóvenes en la 2da o 3ra década de la vida, que libremente manifiestan éste sentimiento sin tapujos, pero cuantas veces vemos, a las personas maduras, hacerlo de igual forma.

Vale la pena preguntarse si eso también sucede en la intimidad, o sea, ¿vamos perdiendo la capacidad de amar con el paso de los años?

Si alguien piensa que esto debe ser así, está muy equivocado.

No sólo, con la madurez, tenemos la posibilidad física y emocional de manifestar el amor a través de la relación sexual, sino que además tenemos el derecho de hacerlo y lo más importante, tenemos la libertar necesaria para ejercer ese derecho.

¿Por qué tenemos más libertad?

En la madurez de nuestra existencia, se dan una serie de hechos que juegan a favor de una vida más rica en lo sexual. Los hijos se han independizado y ya no están en casa. El trabajo activo dio paso a la jubilación, estamos más tiempo en el hogar.

A lo anterior se agrega un hecho normal del sexo femenino, la menopausia, lo que determina por un lado, cambios físicos y psíquicos en la pareja, pero a su vez permite el máximo de goce de la sexualidad, sin el riesgo del embarazo.

Es lógico pensar que la función sexual, sobretodo masculina, tiene un declive a lo largo de los años. Si bien esto es verdad hasta cierto punto, como también es verdad que no podemos correr 100 metros en 10 segundos a los 60 años o jugar un partido de fútbol de 90 minutos. Podemos si, trotar los 100 metros o jugar el partido algunos momentos.

En la sexualidad, pasa lo mismo.

Todas nuestras funciones son más lentas, pero están, eso es lo importante, están.

Quizás a sucedido que por alguna razón, no hemos ejercido la relación sexual durante un largo período de tiempo cosa que lleva a una falta de entrenamiento como en cualquier otra actividad física.

Uno de los más frecuentes motivos de esa falta de actividad es, lamentablemente, la viudez. Y lo que se conoce como el Síndrome del viudo.

Esta situación con relativa alta frecuencia encuentra al hombre, que tras un tiempo más o menos largo, ha estado al lado de su pareja la cual, ha padecido alguna enfermedad que les impide mantener relaciones sexuales.

Cuando acontece la pérdida de la compañera de toda una vida, al duelo normal, se le agrega el tiempo que el hombre ha pasado sin actividad sexual, la pérdida del deseo tras el dolor sufrido, y la ausencia de una pareja estable, entre otros elementos.

Un dato curioso e interesante, para quienes nos están oyendo, es que por encima de los 65 años de edad, existe un viudo por cada 5 viudas. Esto se debe a que la mujer, sobrevive más al hombre en todas partes del mundo, y nuestro país no escapa a esa regla.

Uno de los problemas más frecuentes a los que se debe enfrentar el varón por encima de los 60 años, es a la falta de la erección, lo que antes se llamaba, impotencia, nombre por demás ya perimido.

A los 60 años, casi el 20% de los varones, tiene una falla en la erección, porcentaje que aumenta hasta alcanzar al 75% de los hombres, de 80 años de edad.

Ese declive, que podría considerarse normal, en la erección peneana o dureza peneana (para que se entienda mejor) en unos hombres puede ser tan importante que les impida toda relación sexual.

En otros varones, es simplemente un pene menos rígido pero los obliga a ayudarse de alguna manera.

Ya que también, los varones más jóvenes que nos escuchan hoy, pueden presentar alguna dificultad en lo referente a la erección, debemos decirles que no sólo los años nos van afectando, sino también que la existencia de diferentes enfermedades, pueden influir.

Muchas de ellas, actúan directamente en lo que es la entrada de sangre al pene, indispensable para que éste alcance la dureza.

Otras veces, los problemas están en nuestra mente, donde el nerviosismo, el temor a no funcionar, el miedo a quedar mal frente a una pareja conocida o no, entre otras cosas nos hacen fallar.

Lo importante es que actualmente, existen múltiples recursos para tratar estas dificultades, que si bien, no logran la curación en todos los casos, como a veces oímos por ahí, sí van a brindar una mejoría que permite una más satisfactoria relación amorosa.

Pero recordemos también, que no sólo es la erección lo que puede complicarnos, sino que se pueden ver alterados, en el hombre, el deseo o apetito sexual, la eyaculación, la propia relación de pareja que en lo que atañe a su sexualidad, también es tratada por el sexólogo.

De todas formas, vamos a comenzar a hablar de los trastornos de la erección ya que, como demostró el Dr. Boero y su equipo, en el año 99, el 22% de la población masculina (de todas las edades), presenta algún grado de este problema.

Me gustaría para empezar, hablar de probablemente, la principal causa de falla de la erección, como lo es la diabetes ya que se considera que entre el 25 al 50% de la población masculina con diabetes, tiene este fallo en algún momento.

Pero, ¿qué es la diabetes? Porque oímos este nombre muy a menudo pero en general poco se habla de lo que es.

El principal combustible energético de nuestro organismo, es la glucosa, la cual es un tipo de azúcar.

Para que ese combustible sea bien usado por el cuerpo, necesita de una hormona que se produce en el páncreas, la llamada insulina.

Cuando la producción de insulina falla esto hace que la glucosa (el combustible) se empieza a usar en menos cantidad y por tanto, empieza a aumentar su concentración en la sangre. A esto se le conoce como diabetes.

Cuando llegamos a esta situación y no la tratamos en forma adecuada, se produce una gran cantidad de síntomas y sobre todo en las arterias del organismo, quienes son las encargadas de llevar el oxígeno a los tejidos.

Uno de los órganos que sufre esta disminución de llegada de oxígeno es el pene.

Porque no solo sufre debido a una mayor cantidad de azúcar en la sangre, sino que, como ya veremos, esto genera una cascada de acontecimientos patológicos que repercuten en los frágiles tejidos que producen la erección del pene.

Imagínense entonces, lo que a éste le pasa.

Dr. Carlos Russo Fiorentin.

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